Primera Parte: El Campamento. (Introducción).

El muchacho pseudo-pelirrojo ladeo la mirada fresca hacia el, dejando de reír con un grupo de gente que lo seguía, atentos a su carisma. Se quedo mirando a Alex y le sonrió, sacando el zippo de su abrigo negro, un buso con capucha, que dibujaba entre sombras aun mas oscuras la figura de un dragón. Su ropa solo gritaba dos palabras: ultima moda. A pesar de que Logan tenia cara de ser mayor de lo que era, y algo egocéntrico, no se lo podía culpar. Al verlo a los ojos se sabia que se esperaba de el mucho mas que un chico ordinario: alguien carismático y abierto.
Arrastro la rueda del zippo por su pantalón de jean, mientras lo abría, haciendo parecer que lo había prendido mágicamente. Tendió el mechero a la altura de a cara de Alex, para facilitarle el alcance del fuego. Todo aquello paso sen un segundo.
El miro fijamente como Alex encendía el cigarro, agradecía, y volvía a su encima-miento, mirando el basto y oscuro bosque. Logan ladeo la cabeza para mirar a la inmensa oscuridad, y no le hubiese sorprendido haber visto a una pareja escurrirse hacia allí. Pero aquella noche no había nada, solo oscuridad, inmensa oscuridad, que pareció tragárselo todo. Un leve escalofrió le subió la espalda. Miro a Alex, que regreso a sus pensamientos
"¿No entras?" le pregunto, con tranquilidad y educación, mientras sus compañeros le llamaban, ya casi, desde la puerta.

Albert retrocedió sobre sus pasos, tratando de huir discretamente.
Una acción ineficaz, porque pronto el círculo de jóvenes advirtieron su desplazamiento y lo empujaron atrayéndolo de regreso.
Suspiró profundamente, expulsando aire de sus pulmones hasta deshincharse. Encorvó la espalda, mientras su semblante se torcía y comenzaba a reflejar tedio y agobio.
No quería ser el centro de atención. Lo era porque ellos lo deseaban, no porque él lo deseara.
Y luego estaba esa música. Esa música que él definiría como “execrable” y/o “cacofónica”. Y aquel zumo barato. Su consciencia le susurró flojito al oído, como un retorcido y endemoniado grillo: No es zumo.
Sintió una arcada oprimirle el hueco entre los omoplatos y subir por su esófago.
Se alejó esta vez sí, a codazos y pisotones, sin miramientos y simulando sordera cuando la gente escupía sobre él una cascada de improperios y ofensas.
Volcó el contenido dudoso de su copa sobre la tierra y las raíces comprimidas de un tiesto con plantas.
—Fermenta, fermenta.

Había más personas en el lugar de las que se había esperado realmente, los murmullos, risas y bailes con la música movida hacían del ambiente algo bastante animado.
Era divertido estar ahí junto a su amigo Aden. Su madre le había sugerido ingresar a aquel campamento y él había aceptado sólo porque sí, sin evaluarlo verdaderamente, de seguro el otro chico, invitado por él, estaba más o menos en las mismas, así no era de extrañar que anduvieran más bien metidos en su propio rollo que pendientes de las actividades del campamento en sí, de hecho, tenía la impresión de que no pintaba demasiado ahí metido, aquello lograba causarle algo de gracia.
- Uhm…- Musitó hacia su acompañante, mirando alrededor un par de segundos, como tomándose todo el tiempo del mundo para hablar. – Quiero ir al baño. – Continuó volviendo la mirada a su amigo al no haber dado con lo que buscaba en aquel salón. – Acompáñame, vamos. – Le dio un ligero codazo al chico en cuanto echó a andar, para que lo siguiera. – “Aden se ha unido a tu equipo”. – Anunció en voz alta para su propio RPG imaginario sonriendo casi perezosamente, optando por omitir el reclamo que tuvo la impresión de oír por parte del otro comenzó a fijar el rumbo hacia fuera, un arbusto le valía.

Y ahí estaba ella, en el lugar que reunía todas las características para poder llamársele "odioso". Maldijo una y otra vez el haber ganado aquella vacante que, sinceramente, la condenó, sí, condenó, a tener que pasar desde esa misma noche, semanas de tedioso ejercicio, ruido, sociedad. Sin embargo, era interesante, ya que la diversidad de personas era prometedora, y tendría mucho por descubrir.
Jóvenes bailaban al compás de una música que nunca jamás le gustó, ni le gustaría; bebiendo mix de jugos frutales que no variaban de la fresa o la naranja, pasando por el pomelo; charlando, cantando, gritando. Odioso. Con una mueca de hastío, arrugando un costado de su nariz al torcer sus labios, dio media vuelta por donde había entrado, y salió del lugar. No prestó mucha atención alrededor, salvo en un banquito algo escueto al lado de la puerta, que la incitaba a esperar pacientemente que el resto de la noche terminara.
Se sentía algo mal, algo aislada, sus amigos no habían ganado el cupo para el campamento, y allí estaba ella, sola como una luna en una noche sin estrellas. Genial, se había puesto poética. Sonrió para sí misma y miró alrededor mientras pateaba piedrecitas con sus botas, le daban calor, mucho calor. "Y es que a mí sola se me ocurre vestirme así en verano" pensó, afirmándose que mañana cambiaría su vestuario de una vez.
Miró a su alrededor, al lado de ella, en el otro extremo de la entrada, dos jóvenes, uno viéndose realmente hastiado, y el otro realmente llamativo, colaboraban en la cometida de prender un cigarrillo. Fumar, ¿Por qué la gente caía en vicios tan bajos y tristes? Continuó mirando, fijamente, en silencio, seria, las acciones. Se oían voces llamando a alguno de aquellos dos, pero no supo identificar cuál, aunque supuso sería el que tenía el encendedor en mano, pero era una corazonada.

Si comenzaba a evaluar la situación... esto no era lo que se imaginaba, ¿pero qué cosa se estaba imaginando, en primer lugar? Eran todos adolescentes y jóvenes, llenos de energía y ganas de pasarlo bien, ¿no? Era evidente que todos estarían saltando, gritando, bailando y tomando como si fuera lo último que fueran a hacer en sus vidas. Ninguna de las acciones anteriores siendo alguna de las acciones de Aden Lawley. No era que no fuera un chico promedio; sí que lo era, pero a veces su ánimo no le daba para bailar. De hecho, eran contadas las ocasiones que bailaba. Esta no era una de esas. Quizás más tarde, pensó distraídamente, sin darle mucha importancia al asunto. Para él, después de todo, escuchar música también estaba bien.

Orbes cálidas, de tonalidades mezcladas de avellana y verdes, observaban todo lo que estaba a su alrededor de forma rápida y curiosa, como si todo fuese nuevo; chicos y chicas bailando, otros simplemente saltando, un gran porcentaje de ellos bebiendo algo, y unos cuantos casos tratando de moverse con dificultad dentro del recinto. Esto último hacía que Aden sonriera, conteniendo risitas al ver cuán difícil podía ser. Claro que dicha investigación superficial fue interrumpida por su compañía, que con tan solo un simple 'uhm', parecía haber llamado toda la atención de Aden. Parpadeó, esperando las palabras por llegar, y al escucharlo, asintió, sin siquiera darse por entendido y desviando sus ojos hacia el gentío una vez más. Que fuera al baño, pues. Pero claro, no tenía en cuenta que eso también lo incluía, independiente si Aden quería o no ir al baño.

-Eh, pero qué—

Codazo recibido, iba a quejarse, por supuesto, mas la siguiente declaración le dejó boquiabierto. ¿Aden se ha unido a tu equipo? Ante eso, ¿quién podía negarse? Ya estaba declarado que se había unido, y cuando un jugador se une, pues, se une y no se puede ‘desunir’ como si fuera cualquier cosa. Suspiró, apretó los labios un tanto, y luego se rindió, para simular una musiquita de uno de los tantos juegos y seguir a su amigo afuera. -La próxima vez, soy yo el líder—se quejó, y no supo si Niel lo escuchó o no, pero estaba más que claro. No le gustaba ser el personaje secundario todo el tiempo.

Aprovechó el camino dejado por su amigo entre los jóvenes para pasar también sin problema alguno, riéndose y sonriéndole a una chica, una rubia, que fracasaba olímpicamente en salir, misión que ellos estaban llevando a cabo a la perfección porque Niel empujaba sin preocuparse de nada. Ventaja de ser hombres y no ser aplastados fácilmente por la masa.

Salieron a tiempo para ver a un chico devolviendo líquido. Aden sonrió nuevamente. –Eh, eh, ¿tan pronto?—comentó en voz alta, aún observando al chico, para luego girarse y observar distraídamente a los jóvenes de afuera, lo que le tomó medio segundo antes de voltearse a su amigo. -¿El baño está afuera?—preguntó.

Parecía encontrarse en un limbo de nunca acabar. No era capaz de decidirse a estarse quieto o a entrar definitivamente de lleno en acción de baile. Vergüenza era quizás lo que no le permitía más que zapatearr el piso al ritmo de la música. Vergüenza o quizás falta de motivación para la labor. Lo que fuera, Paul luchaba por contrarrestarlo. Ése era justamente el motivo por el cual el muchacho se encontraba en aquel lugar colmado de luces alucinógenas y sonidos estridentes que no se comparaba con la comodidad de su hogar: No se trataba más que de otro de sus intentos por familiarizarse y adherirse al estilo de vida acorde de su edad, estilo de vida que se prolongaría durante los siguientes cuatro años. Mientras más rápido se adaptara al mismo, mejor.

—Paul, amigo, te conviene que todo esto valga la pena —Continuaba aquella lucha interminable con su cuerpo. Éste definitivamente no sería el día en que se permitiría liberarse. Lo sabía. De pronto su atención se centraba en diversos puntos del recinto conforme su resignación se hacía completa. Una muchacha que luchaba contra la marea adolescente que ingresaba, un par de amigos que realizaban la misma acción con mucho más éxito, una amalgama de cuerpos procediendo a realizar un rito que casi parecía milenario. La diversidad del lugar resultaba inimaginable, intrigante. Debía de haber alguien —pensó— con quien un mocoso de cortos catorce años pudiera congeniar de inmediato. Tenía bastante tiempo como para dar con alguien, y ya que había abortado por el resto de la noche la misión de unirse al baile, ¿por qué no iniciar la búsqueda de inmediato? Parecía una alternativa evidentemente más interesante que estudiar las costumbres del homo-sapiens joven.

—No bailas —La afirmación sonaba obvia y firme. Se había aproximado al cuerpo estático que más cercano a él sin siquiera distinguirlo antes de dirigirle palabra. Si era ignorado, intentaría con otra persona. No había problemas con eso—. ¿Cuál es tu excusa?

Le miró y fijó en él sus iris verdeclaros y su sonriente estampa. Hacía mucho rato que andaba aburrida y el vaso estaba olvidado posado sobre el suelo muy cerca de la pared sobre la que se recostaba. Se separó un tanto y le señaló el techo pero se refería a la música que, desde donde estaba, se escuchaba con cierta opacidad y suavidad, a pesar de estar tan alta como en el resto del recinto.
-Mi escusa es algo tan vanal y tan neutro como qué no me gusta-le dijo hablando en perfecto inglés, pues sí bien sabía inglés y se hablaba en Irlanda, en su casa hablaban gaélico, pasando a ser el inglés su seguna lengua materna. -Aborrezco este tipo de música, además que solo bailo las canciones que a mi me gustan y, te aseguro que son pocas-continuó sonriendo, cerrando mínimamente los ojos siempre húmedos y soñadores. -¿Y tu?-le preguntó con cortesia-¿cuál es tu excusa para no bailar?-le preguntó. Ya que le habían preguntado y ella estaba aburrida, que menos de empezar una conversa, ¿no?. Miró hacia la entrada y pareció que el degotero de gente, había disminuido considerablemente.-¿Quieres hablar aquí o fuera?-dijo señalándole mínimamente el exterior. Gael iba vestida con unos shorts y una blusa de un color azulón pastel casí casí gris con los primeros botones desabrochados y un cinturón azul gris en la cintura sujetando los shorts. A los pies calzaba unas chancletas con lentejuelas en las tiras de color negro y su cabello estaba totalmente suelto, cayéndole con naturalidad sobre su ancha espalda, logrando disimular la extrema amplitud de la misma, aunque fuera solo en lo visual.


(sí, a mi me pasa lo mismo con la música, soy muy selectiva)

Bostezó un poco mientras escuchaba la música que invadia sus oidos, ensordeciendolo a tal punto que ya era un fastidio. Sin mencionar que la cantidad de personas que estaban ahí bailaban, gritaban o saltaban.

Movió la cabeza un poco intentando ordenar su cabello algo desordenado por el intento de huida que planeaba cada tanto tiempo. No es que no le gustase divertirse, pero esto ya era demasiado para él; apoyado contra la pared, rodeado de algunos muchachos que hablaban entre sí, se quitó los lentes cubriendose la boca con la mano mientras bostezaba nuevamente. Suspiró un poco, sus ojos verdes oscuros miraban las figuras borrosas de los adolescentes que parecian estar disfrutando de la bienvenida; se puso sus lentes ,volviendo a ver las figuras con mas claridad.

Escuchó como en un momento la música se detenia; mentalmente agradeciendo la carencia de sonido, pero eso le duró solo unos minutos cuando nuevamente escuchó el sonido tan `ritmico´ que tenia la música. Se rió un poco cuando vió como algunos de los chicos eran jalados por chicas que querian gastar energias.
Parpadeó cuando tambien lo jalaban para bailar.

- Oh, pero yo no...- intentaba convencer a su ahora compañera de baile que lo agarraba de las manos y lo hacia `bailar´ .Dunkan solo se dejó guiar, desorientado e intentando dejarse llevar por el ritmo de la música.

Albert esbozo una mueca espontanea con los labios, que exteriorizó irritación por el ofensivo insulto. Pero demasiado preocupado y curioso a la vez, olvidó prontamente su disgusto para centrarse en la tenue luz blanquecina que iluminaba su bebida. Se asomó.
Descubrió el charco donde permanecían las flotantes sombras de colillas.
Sus parpados se abrieron a alturas exorbitantes, y los ojos se agrandaron semejando los de un ave, redondos y reflejantes. Sorpresa y horror en la cara.
Las gafas resbalaron, las aupó con un gesto habitual y personal de mano. Movió el cuello. Un lado, después el otro, haciendo crujir los tendones con nerviosismo.
— ¡Yo no puedo haber bebido eso! —Negó completamente. Acto seguido de la exclamación profirió un grito demasiado agudo, que resultó cómico.

Tres vasos ya estaban vacíos a su lado. "¿Vamos por el cuarto...? Sí, vamos" Pensó Stan. Adoraba aquel líquido negruzco como a pocas cosas, siempre le había gustado y siempre lo haría. Y no es que lo tomara muy a menudo tampoco: Hay que aprovechar el momento, son gratis después de todo.
Había que buscar algo que hacer, rápido. Caso contrario, se pasaría toda la noche sentado mirando a la gente bailar bebiendo Coca-Cola. Y si bien dicha bebida es rica, gratis (pues es una fiesta) y su estómago daba para unos cuantos vasos más...El exceso siempre es malo. La idea de buscar y explorar el hipotético "Recinto 2" (Después de todo, si hay un "Recinto 1" debe haber un 2...No tienen caso los números de otra manera) cruzó su mente en algún momento. Pero le daba pereza, y posiblemente no era lo mejor que pudiese hacer en ese momento. Finalmente, se decidió por intentar abrirse paso entre la multitud y salir hacia afuera, por lo que se levantó de su silla y se puso en marcha.

((Bueno, no es justamente la mejor introducción que haya hecho. Pero bueno...Es lo que se me ocurre hoy DDDDX))

Alumbrado apenas por la vieja linterna que el conductor del autobús le hacia el favor de sostener, Texas yacía tendido sobre su campera, debajo del vehiculo, revisando el eje delantero con ojo critico. Se había quitado los auriculares solo para poder escuchar si el hombre tenia una que otra queja acerca de lo que el muchacho hiciese, pero ya deseaba tenerlos puestos; la música que procedía desde el edificio contiguo estaba volviéndole loco. Tenia ganas de ir y bailar, de moverse y dejarse llevar por la música, mas allí estaba, reparando un autobús con escasa luz y precarias herramien...
- FUCK! - Dijo, cuando la maquinaria decidió escupirle en plena cara, llenándole la musculosa y el rostro de aceite. Abriendo apenas el ojo derecho, diviso el problema e hizo unos últimos ajustes, ensuciándose más de la cuenta, pero terminado por fin con aquel asunto.

Cuando Tex salió de abajo del coche, el conductor le miró divertido y le pasó un trapo en señal de agradecimiento; el hombre ya estaba grande para andar revolcándose en el piso, y el Texano no tenia problema alguno con ello mientras hubiese un motor de por medio. Uno que conociera, claro esta.
Haciéndole señas al viejo de que podía ir probando la maquina, el muchacho se limpio las manos y camino hacia el baño, pasando frente al lugar donde se daba la fiesta de bienvenida, con más cara de mal humor que de costumbre. No quería ningún tipo de comentario acerca del líquido aceitoso que le goteaba del cabello.

((Borré el post anterior debido a fallas de tiempo-espacio, lo siento Spei))

Elizabeth, tan ensimismada en su mundo que en ese momento ocupaba un banquito donde ella yacía sentada, volteó con el corazón en la boca debido al grito tan agudo y horrorizado de quién sabe quién. Se paró rápidamente, tropezándose con sus botas, exageradas en un relieve tan pedregoso y terroso, y avanzando hasta el lugar del hecho.
Vio como un chico pálido miraba con un rictus enfermizo el vaso que otro sostenía, quiso saber qué era, así que sin disimulo se acercó hacia el grupito, y se inclinó hasta poder vislumbrar, gracias al brillo de un Ipod que sostenía el joven del vaso, el contenido del mismo.
-¿Qué es eso?-preguntó de la nada, llevada por la curiosidad, mas que por el socializar en sí. Miró a ambos con ojos expectantes, aún inclinada sobre el vaso, viéndolo con interés cada tanto. -Se ve asqueroso.-entreabrió sus labios y en su lengua pudo palpar el aroma de cigarro y coca-cola.

- No sé. – Se encogió de hombros ante la pregunta de Aden, riéndose un poco. Fijó la mirada hacia donde mismo lo había hecho su amigo en su anterior comentario como quien no quiere la cosa, aminorando un poco la marcha. – Oh ¿Será alcohol? – Le sonrió divertido a Aden, cotilleando. – Se supone que no hay alcohol, si hay es tránsfugo… Y yo quiero. – Agregó diciendo lo último como la conclusión más importante de todo. – Ah cierto, quiero mear… no me distraigas. – Amonestó sin mayor sutileza ni coherencia.
El cambio de aires en el exterior era notorio, estaba un poco más fresco de lo que hubiera creído estando adentro, en donde la multitud le daba cierta calidez al ambiente.
Dio una mirada rápida alrededor buscando su destino, sin embargo antes de completar la labor su mirada se posó en un chico que caminaba por ahí con aspecto pringoso y cara de pocos amigos.
- ¡Hey! – Lo llamó antes de que se alejase demasiado, cruzando por su mente la idea de que sabría dónde se encontraba el baño por una asociación de ideas random. – Disculpa ¿sabes dónde está el baño?– Preguntó acercándose algunos pasos como para que supiera que se dirigía a él.

Tex escucho como el llamaban y miro levemente hacia el costado. El baño? Bueno, no veía que la cabaña contigua, con visible cartel de personitas de diferente sexo fuese difícil de encontrar, pero la señalo igualmente, mientras limpiaba el poco aceite que aun le goteaba por el mentón. Fue entonces cuando lo escucho, y los músculos del cuello se le tensaron de la bronca.

Citación :

-¿Por qué la cara larga vaquero?

'Vaquero', acaso le buscaban a propósito? Miro MAL, muy mal al que le hablase; Odiaba aquel apodo al igual que muchos otros que le relacionaran con su tierra natal, y aun asi, se limito a apretar los puños, bufar y caminar hacia el baño para poder quitarse el aceite de motor de encima, de una buena vez. Eso si, el próximo que hiciera un comentario como aquel...

FDR: Me lo tensan al muchacho.