Primera Parte: El Campamento. (Introducción).

Negó con la cabeza, un tanto enérgicamente haciendo ondear suavemente su cabellera.
—No.—Negó aunque luego continuó hablando—voy a desconectar de todo mi mundo, de mis amigas, mi familia, mis compañeras y compañeros de natación y de mi entrenador. Por primera vez en todos mis veranos, haré algo totalmente diferente a lo habitual y, en fin —sonrió feliz—conoceré a gente nueva.—Finalizó de hablar ajena totalmente a lo que ocurría árboles afuera. Inspiró y soltó el aire disfrutando del silencio de la naturaleza, ese silencio en el que solo cantan las aves, los buhos, las cigalas y los grillos; el viento y los riachuelos que pudieran haber cruzando el bosque, cerca o lejos de donde ellos se encontraban. Sí, realmente cada vez estaba más convencida que aquel era un lugar mágico y lleno de criaturas mágicas como hadas, duendes -pero no Leprechauns-... y varias más. Miró al chico que le hacía compañia y luego miró a la oscuridad envolvente que les rodeaba y les abrazaba cual abrazo místico y tenebroso, solo roto por el titilar constante de los astros lejanos en el cielo. No sabía que más preguntar o de qué más hablar, era verdad que los temas de conversación se le acababan pronto con personas que no la conocían, con desconocidos y siempre se reprendía mentalmente con ello. ¿Estaría bien hablar de hadas? Quizás la tomara por loca pero... sino era de eso, ¿sobre qué podían hablar? Su rostro se contrayó en una expresión meditabunda un tanto graciosa y finalmente volvió a mirarle un tanto desafiadoramente.
—¿Cuántos años me pones?-y, nada más la preguntó, supo que habia formulado mal la pregunta. Le había salido algo de golpe y sopetón y quiso enmendar el error.—Perdona— se disculpó medio sonrojada—¿Cuántos años tienes?, olvida la pregunta anterior, por favor.—Añadió luego por lo bajo, agachando un tanto su rostro, quedando este un tanto cubierto por la rubia cabellera.

-18- despues ya no dijo mas , tomando nuevamente de su vaso.

¿Cuanto tiempo los iban a tener alli?...o es que ¿acaso ya se podian ir a sus respectivos dormitorios?. Se revolvió su cabellera; ahora toda desordenada, intentando pensar en otra cosa. Recordó a su familia y a pesar de que solo era unas hora que no los veia, ya los extrañaba bastante.

-¿Por que no salimos?...hace calor-dejó su vaso a un costado y se acomodó el cuello de su camisa, arrepintiendose de usarla en ese lugar tan caluroso y algo asfixiante.


(( Lo siento mucho. Sé que es corto y me he demorado en contestar D8, porfavor corrijanme si está mal porfavor, ya despues lo estaré arreglando, ahora ando cuidando a mi primito chiquito x) .Gracias ))

(o.o Voy a sacrificar a Oberon)
Lyla bajó la cabeza cuando escuchó el comentario de Jake, apenada. Miró al muchacho y noto que éste no tenia´puesta la gabardina de hacía unos momentos, le sonrió y con los labios formo la palabra "gracias." Se sentía algo avergonzada por su reacción de hacía unos momentos, no era su intención reclamarle nada a nadie y ahora que replateaba el asunto en su cabeza, se daba cuenta que tenia más que agradecer. Tanto Lyle como Jake habían intercedido por ella, y prbablemente le habían evitado problemas inecesarios. Miró a ambos coordinadores, esperando que el hombre giganton o la melosa mujer dieran alguna señal de que podia irse libre y sin sanciones.
-Albert...-Comenzó a decir Lyla, no muy segura de que Albert fuera el nombre del ladrón- Albert trató de vendernos el iPod de Jake.
La muchacha miró a Lyle, trataba de comunicarle con la mirada que era mejor que terminaran ese asunto de una buena vez por todas. Estiró la mano hasta toca la camisa del chico.
-¿Verdad, Lyle?-

El pensamiento fugas de imaginar a Brooke como uno de los coordinadores recorrió su mente en un parpadeo al oír su edad, pero prefirió ignorarlo, puesto que preguntar le pareció extrañamente descortés sin ningún motivo aparente, quizás su voz o el hecho que le hacía sentir más frágil e invisible por la gran diferencia entre chico alto y con buen parecer versus varilla pálida, defectuosa e ignorable. Prefirió omitir a su propia mente cruel y delirante de una vez por todas y ya. Bebió un poco más, mirando nuevamente de reojo la salida del lugar, moría por el fresco de la noche, lo deseaba a más no poder.

-Si por favor.- Fue su respuesta, rápida y con una pequeña sombra desesperada, a la pregunta sobre salir del lugar, en el fondo del alma no le agrado su propio tono de voz que delataba en medida que se estaba asando en ese sitio, pero sencillamente le fue imposible suprimirlo. –...De verdad hace mucho calor aquí.- Logró musitar, para intentar recuperar la “compostura perdida” en su respuesta anterior, imitándole y dejando el vaso a medias en la mesa cercana.

Alex, quien escuchaba todo con atención y diversión de manifiesto, prorrumpió en risas joviales y agradables, inusuales en él. Pero la risa se cortó en seco cuando un fosforito paliducho se precipitó contra su costado, con la cabeza vuelta al cielo. El cuerpo del chico resistió muy fácilmente el golpe con un paso atrás, pero el cigarrillo no tuvo tanta suerte y se hundió en una ranura del empedrado.
—...ohm. Distraída. —Fue todo su comentario al respecto mientras aguardaba que la chica se enderezara, mirando a Logan solo por un segundo, a su vicio perdido entre las piedras, y otra vez a la cabellera pelirroja contra su brazo.
Si no fuera por la ausencia absoluta de alcohol en el campamento, habría pensado que la chica estaba borracha. Aunque parecía haber un número inusual de gente distraída en el lugar.
Borracha o drogada, pensamiento que le despertó las súbitas ganas de fumar, y no se refería a cigarrillos esta vez.
El aburrimiento hacía mella en su humor, a pesar de la sonrisa vaga que había quedado colgada de sus labios ante el espectáculo de la ridícula coordinadora.

Ella* frunció los labios, levemente, pero se encogió de hombros. Qué mal, justo empezaba una canción que le encantaba. Había metido la pata, lo sabía, pero no tenía claro dónde ni cómo ni cómo arreglarlo. Sabía que a veces ella, de alguna forma que no se podía imaginar, intimidaba a la gente, la hacía sentir incómoda. Siempre se sentía terrible cuando se enteraba de algo así. Se le formó un nudo en la garganta, algo a lo que no estaba acostumbrada. Quizás, a Tex simplemente no le gustaban las tipas con cara de niña, como ella, a pesar de estar segura de que tenían la misma edad. Sonrió, forzosamente.
- Lo siento, Tex.- respondió. Respiró profundamente, relajándose.- No quería…
Dejó la idea inconclusa, porque no sabía como terminarla. Simplemente no tenía noción de qué había hecho mal.
- ¿Quieres hacer algo, o prefieres, no sé, buscar a alguien más? No tengo problema si.- se dio cuenta de que planteaba mal la idea, y comenzó la oración de nuevo.- Lo siento, si quieres conocer más gente, o qué sé yo, no tengo ningún problema.
Lo miró a los ojos, esperando una respuesta. Ahora estaba tranquila, volvía a ser ella misma.


((Lo siento mucho Dedmerath, entre alemanas que se van, semana de pruebas, cumpleaños y viaje de estudios, la vida me comía bastante D: )

Soltó una carcajada limpia y desvergonzada; risa que a pesar de todo no traspasaba el límite del respeto. A aquella joven tan finamente educada le debía un mínimo de trato.
No había sido capaz de distinguir el leve rumor que se asomaba en el rostro de Gael producto de la oscuridad cerrada que la noche ofrecía; sin embargo no le fue dificil percibir la verguenza que la chica experimentara tras enunciar su pregunta, la cual a él no le había parecido en mínimo absurda. Lo dejó en evidencia con una sonrisa más. Se desperezó, tranquilo y sin prisa, antes de volver a hablar. Luego, el brillo curioso volvió a asomársele a los redondos ojos pardos. Sonrió mordaz—. Dime... ¿cuántos años me echas encima a mí? —Ladeó la cabeza con interés, y antes de permitir la respuesta de la chica, agregó—: Por cierto... no creo que tengas más de diecisiete —opinó luego de un breve análisis, y luego aguardó a la confirmación de su hipótesis, y la respuesta de su interrogante.

((chicos, no deberiamos esperar a Nana y a Pececito?))

Stan dio media vuelta, metio las manos en los bolsillos del holgado y oscuro pantalón que llevaba y, luego de un gesto con la cabeza y una sonrisa a su acompañante, comenzó a encabezar la marcha hacia el exterior. Al fin podría tomar algo de aire fresco y librarse del ruido estridente de la música...Por poco no le dolía la cabeza.
La masa de cuerpos entre la que se movían era gigantezca e incontrolable: Sus pies fueron pisados más de una vez en el tiempo que pasaron caminando. A su vez, había conseguido, con suerte, esquivar un codazo que amenazó al lado derecho de su caja torácica. Ya recordaba por que nunca le habían gustado las discos y lugares por el estilo.
Siguieron caminando, pero era casi previsible que en algún momento la marcha se frenaría. Y de hecho, lo hizo: Stan chocó con un chico de su misma altura apróximadamente, causando que tanto quién originó el choque como el chocado se tambaleasen a punto de caerse.

-Mil disculpas-Dijo cuando se hubo estabilizado.

Lanzó una mirada fugaz a Ari...Quizá fuese su impresión solamente, pero parecía que ella había reconocido al jóven chocado y a su compañero

((No es muy bueno el post pero...Prometo correjirlo))

Olive volteo súbitamente a ver al tipo que logro detener una desagradable caída. Realmente debía tener mas cuidado al caminar, no era la primera vez que le pasaba, ni la mas grave, pero sabia que rápidamente iba a borrar esa recomendación de su conducta al mirar a su alrededor. Quito los mechones de escarlata cabello que habían caído sobre su cara y parpadeo un par de veces para acostumbrarse al cambio de luces. Volteo rápidamente hacia el lugar donde vio caer, con una atropellada ojeada, un destello naranja/rojizo.
—Lo siento. —Murmuro en un relajado y melódico tono de voz.
Con un paso atrás, Olive logro tener una mejor imagen de todo el evento, y de la cara del chico a su lado y de el que lo acompañaba. Les dedico a ambos una sonrisa, y dirigió su vista hacia el Recinto. Las luces y música volvían a empujar su cuerpo a seguir el ritmo, pero antes de olvidar la situación actual, se posiciono frente al chico que evito su caída y volteo toda su cara hacia el
—Prometo reponértelo. — Dijo alegremente y estiro su dedo meñique en dirección a la mano de el.

((Obe, para esos mensajes están los privados o el msn. No pongas posts sin fragmento de historia en este topic, se considera spam. Borralo cuando tengas tiempo.
...Olive es CUTE x33))

Se detuvo más tiempo mirando el meñique extendido hacia él que la sonrisa de la chica que lo ofrecía. Cabía admitir el ligero...desconcierto que significaba para él semejante gesto. Por h o por b, algunas cuestiones del saber popular infantil se le habían escapado a su infancia malgastada.
Atrapó el dedito casi juguetonamente entre índice y pulgar, con suavidad, esbozando una sonrisa queda, al tiempo de enarcar una ceja.
—¿Lo prometes, bonita? Soy Alex. —murmuró, pero su voz áspera era bien audible. Y movió el pequeño dedo arriba y abajo saludando, dejando escapar apenas una risa, a sabiendas de algún modo de que no era lo que la jovencita pretendía.

((No me sale nada más largo que esto a esta hora y con cuestiones de límites en la cabeza, prometo extenderlo luego. <3
Edif: Mínimamente alargado TT Corríjanme </3))

—Acertaste, tengo dieciseis años y varias medallas de... Lo siento, no quería—se disculpó; siempre que hablaba de sus medallas y demás, se sentía como quien dice: "mira, soy muchísimo mejor que tu en todo" y no quería dar esa impresión y menos en Paul que tan bien le caía ya. Recapacitando, se quedó pensativa mirando los luceros de la noche y finalmente arrojó la respuesta sin más dilación.—Más de catorce y menos de dieciseis, seguro.—Aseveró segura que había acertado. Paul no podía ser mucho más grande que ella y si era más joven, ya no lo sabía además, era dificil precisarlo en la oscuridad envolvente.

(y ya no sé que más poner... no me quiero retrasar más)

Se trasparentó en el manso rostro del chico una mueca de negación apenada, expresión que dejaba en evidencia la falta de asertividad del pronóstico de Gael. Suspiró antes de dar a conocer el veredicto final—. ¡No acertaste por una pizca! —lamentó con honestidad, incapaz de evitar, eso sí, un confortante sentimiento de triunfo producto de su propio acierto—. Cumplo los quince la próxima semana. Así que... tengo catorce años aún —soltó una risa suave como burla a la obviedad de su deducción—. Pero yo no tengo nada que presumir... como mucho los diplomas que legitiman que me gradué de cada grado —resopló resignado, los hombros encogidos un instante. Al menos estaban a mano. Él había acertado, sin poder dar a conocer nada fantástico de su normal vida; y Gael había hecho todo lo contrario. Era lo justo.

Guardó silencio en un reducido lapso de tiempo, dentro del cual fue capaz de distinguir entre los sonidos de la naturaleza arrulladora de los alrededores, el rimo de los sonidos graves de la música que aún sonaba en el Recinto 1. La fiesta parecía llegar a su apogeo. Espió a su compañera con curiosidad. Una idea cruzó su mente.

—¿Y bien? —inquirió, ofreciendo una sonrisa radiante que dejaba a la vista la mayoría de sus dientes—. ¿Saldrás corriendo ahora que sabes que te escapaste para hablar con un mocoso que apenas está conociendo la adolescencia? Puedes hacerlo con toda libertad si así lo quieres, Gael —Su oferta era sincera, transparente y condescendiente. Entendía que la chica pudiera tener interés en trabar amistad con jovenes de su edad; él no era nadie para evitarlo—. No voy a molestarme ni nada parecido.

((¡¡Dios!! Mil disculpas... no planeaba que resultara así de largo T.T))

Conforme soltaba una casi silenciosa risa, su sonrisa creció, casi lo suficiente para mostrar sus dientes de abajo. Dejo que Alex saludara su dedo meñique y luego tomo con su otra mano la mano entera de él, pasando primero por la muñeca hasta sucesivamente llegar a los dedos. Sujetó, esta vez ella, el dedo meñique de él, empujando suavemente el resto de sus dedos para encogerlos y dejar solo al meñique y lo sujeto con el suyo.
—Representa una promesa. —dijo en un tono mas audible ya que la canción del momento sonaba bastante mas alto que la anterior.
—¡Pero mucho gusto también! —exclamo alegremente mientras sacudía las manos de ambos en torno a sus meñiques, en modo de saludo nuevamente.
Mientras hacia esto, finalmente se dejo llevar por la música, que aunque realmente no era de su agrado, bailar si lo era y se encontraba de buen humor. Claro, una velada con fogata y música en vivo le gustaría más, pero que más daba.
—Olive. —y sin soltar enteramente la mano de el movió su cuerpo en dirección a la entrada del recinto. Tiro un poco de él, lo suficiente para dejarlo decidir.

((Avisame flo si queres que cambie algo))

Se quedó observando con mal disimulado encanto el rostro de formas redondeadas y suaves de la joven, y desvió la mirada a su pesar evitando que la situación se tornara embarazosa. Hizo un paneo del salón sonriendo al ver los extravagantes bailes de algunos de los grupos de chicos, en especial unos que lo hacían en ronda y moviendo los brazos de forma espástica, lo que resultaba muy cómico.
-Parecen urracas-comentó Ardwick con una risa que no albergaba crueldad o soberbia sino buen humor y ganas de trabar aconversación de forma ligera, señalandolos-¿Te gusta bailar... June?

Se lo quedó mirando e hizo un amago de salir corriendo totalmente asustada para luego reirse de su propia tonteria.
—¿Cómo qué voy a salir corriendo?—le preguntó algo enfadada—para nada.—Y volvió a sonreir dispuesta a explicar su contestación al chico que tan bien se lo había planteado.—Tengo dos hermanos y una hermana menores que yo: los chicos con quince y catorce y la chica con trece. No voy a salir corriendo porque tengas catorce —expusó.—Uno de mis propósitos al venir aquí, era conocer gente nueva y tu, ya me caes bien—se sinceró.—Realmente la edad de la gente me da igual, tengo hermanos y hermanas mayores y menores que yo—se encogió de hombros—sincerándome, lo que más me dice de la gente es su forma de actuar y de ser, no su edad. Puedes tener 50 años y ser un zopenco insoportable o tener catorce y ser una bellísima persona.—Le miró sonriente, feliz.—Así que no huiré. ¿Y tú? ¿Te alegras de haber conocido a una chica mayor que tú? — le preguntó.

Otra vez sonrió, y a pesar de la tenue luz que les acompañaba, en esta ocasión quedaba bien claro lo complacido, y a la vez estupefacto, que se sentía de pronto. Lo cierto era que no había aguardado en ningún momento aquella respuesta de la chica. Había cometido el error de haberla juzgado demasiado deprisa. Cada vez le agradaba más Gael. A cada minuto que transcurría descubría nuevas virtudes en ella, que le hacían congeniar rápidamente. A momentos, sentía incluso que la hubiera conocido con anterioridad a aquel campamento.

—En efecto —respondió entonces. Sus ojos brillaban con un irónico fulgor travieso y soñador—. ¿No es el sueño de todo chico amistarse con chicas mayores? Es cosa de que acomode un poco la historia y podré presumirle a mis amigos luego del campamento —rió entre dientes, y luego arqueó una de sus cejas, permitiendo a su mente divagar tres segundos en aquella idea. Una de las cosas por las que sabía que de algún modo él era un bicho raro, era porque cosas como esas no le atraían en realidad. No estaba seguro en qué medida eso resultaba un impedimento para poder disfrutar de su edad como deseaba... pero igualmente le asustaba pensar en todas las cosas que no le llamaban la atención.

—Tienes bastantes hermanos... —observó cuando volviera en sí, no pudiendo apartar su mirada distraía del cielo—. ¿Te llevas bien con todos?

Se humedeció los labios sin dejar traslucir la grata sorpresa. No era que le gustara bailar (o la música que consideraba espantosa), le gustaba ese tipo de humor que Olive parecía poseer. Observó a Logan un segundo, le sonrió misterioso saludándolo con una inclinación de cabeza, y gracias a haber perdido todo interés en la cháchara de los coordinadores que tanto le recordaban a algunos personajes de dibujos animados; se decidió a seguirla tranquilamente. No desajustó los meñiques enlazados para ello.
—¿Qué edad tienes, Olive? —inquirió con la boca cerca de su oído, aún mientras se abrían paso muy fácilmente entre la gente del recinto. La diferencia de temperatura entre el interior y el exterior era notable, así como las ganas de divertirse de algunos, y la ausencia de ellas en otros.
Alex no reparaba, como algunos muchachos más detallistas o prolijos, en si su ropa traia olor a cigarrillo impregnado. No era el tipo de cosas por las que él fuera a disculparse, tanto como no le importaba su sus zapatillas eran el ejemplo típico de lo grunge.

((Odio mis posts odio mis posts odio mis posts...)

—Me llevo muy bien con todos ellos, sobretodo con Agus. Tengo tres hermanos por abajo; empezando por la más pequeña, se llama Helen, mi hermano de catorze se llama Thommy y su hermano Niall —le miró dejando la voz en el aire para finalmente continuar—a estos tres ya te los he nombrado y luego, tengo más por encima mio. Agus, quien tenía que venir pero no pudo, con dieciocho años; Agneta con veinte y Sussanne con veintiseis. —Explicó y abrió mucho los ojos, porque se había dejado al hermano que menos veía de toda la familia por vivir en Dublin y por llevarse unos veinte años con él.—También está Michel pero, ya está casado y tiene un bebé precioso.—Le miró con ojos soñadores, viendo frente a sí a la pequeña y diminuta criatura que era su sobrina y finalmente regresó al bosque donde estaba junto a Paul. —¿Tienes hermanos, Paul?—preguntó por simple curiosidad. —Te aseguro que yo no sería así de no tener una familia como la que tengo—sonrió con una pequeña risita entre dientes que escapó a su control.

—En efecto —aceptó sonriente, repitiendo aquellas dos palabras, acaso con el fin de causar algún tipo de molestia en la muchacha de forma involuntaria—. El tener hermanos puede cambiar el carácter de las personas en demasía... muchas veces para mejor. No resulta muy difícil saber cuando alguien es hijo único y cuando no, ¿no lo crees? —Pero no dio tiempo para ningún tipo de respuesta, pues de inmediato agregó—: Yo tengo dos hermanas mayores. Una tiene veintidos años y la otra veinticinco. No puedo decir que me lleve mal con ellas... claro que no. Pero suelen ser algo... —se encogió de hombros, y parecía de pronto que lo que diría era para él algo considerado tabú—... complicadas. Creo que les hace falta una pareja a la que controlar —casi se veía avergonzado cuando, a continuación, comenzó a reír. No era de su costumbre hablar mal de sus hermanas... ¿pero no era eso lo que hacían los jóvenes? Debía agregarse un punto a su contador de acciones propias del adolescente.

—¿Te asustan los bosques oscuros Gael? —le preguntó cuando descubrió que ninguno de los dos hablaba. Fijó su vista en los altos ejemplares de frondoso follaje que se alzaban a donde uno mirase. La curiosidad le cosquilleaba las manos—. Se me ocurre que debe ser un lugar interesante para explorar de noche...

((Si Flo odia sus posts... no me queda mas que despreciar los míos xDD))

—Dieciocho. —contestó tranquilamente al oido de Alex.
Su cabeza hacia un movimiento constante junto con la música y su sonrisa era grande; al encontrar un sitio donde hubiera suficiente espacio para que ambos bailaran, sujetó la mano de el más firmemente para no soltarlo al bailar. Mechones de rojo cabello giraban junto con su cabeza y de vez en cuando destellaban con alguna luz y sus pies lijeros al bailar hacian parecer que flotaba. Probablemente perdería las ganas de bailar en un rato no muy largo ya que esa música podía cansarla, no físicamente pero mentalmente si.

((:/ poca inspiracion y Olive no habla mucho jaja-- ahile agrege un poquitititito ))

Asintió un poco ante la respuesta dada; si que hacia mucho calor, sin mencionar que su acompañante llevaba puesta aquella gabardina.
―Entonces vayamos―.Movió un poco su cabellera y comenzó a hacerse espacio entre los muchachos, teniendo nuevamente cuidado de no derribar a nadie.
Ya una vez que hizo un camino hacia fuera, se pudo relajar y estirar un poco, pero cuanto adoraba aquellas brisas, su cabello moviéndose ligeramente. Se acomodó las mangas de su camisa un poco y miro hacia arriba, el cielo despejado, haciendo visible aquella hermosa luna que adoraba mucho.
Miro para un lado para ver a su acompañante, al parecer ella también disfrutaba de esas brisas
‘Que tranquilo es estar aquí….aunque aun se puede escuchar la música’ suspiró, algo cansado.


((Es corto?? porfavor avisenme he intentare hacerlo largo. Disculpame Miky por mi ausencia D'x))

―¿Interesante? Bueno, podría ser. En cuanto a si me asustan los bosques—se encogió de hombros—siempre que no pierda la sendera, no.—Calló unos momentos.—En Irlanda tenemos muchos bosques y, aunque no soy aficionada a perderme por ellos por la noche, alguna vez lo he hecho aunque claro—sonrió de cierta forma entre enigmática y cómica—iba acompañada por mi hermano más mayor, sino mis padres no me dejaban. Cuando él se casó, se terminaron para mi las excursiones nocturnas—su rostro cambió de uno sonriente a otro un tanto triste para volver a esbozar su típica sonrisa. ― Creo que un bosque frondoso como este, siempre es interesante; sea de día o de noche...―miró el cielo tachonado de estrellas a través del intenso follaje―hay hadas, duentes... leprechauns―le miró sonriente, devolviendo su mirada verde y aguada a la tierra―en el bosque siempre hay magia presente a todos aquellos que la quieran buscar.―Estaba tan acostumbrada a hablar de mitos y leyendas con sus hermanos y hermanas, amigos y amigas que no se dio cuenta de que lo hacía en ese momento y que, posiblemente, Paul se iba a reir de ella pero, ¿qué había de malo en creer a los dieciseis años en la magia todavía?

La perspectiva soñadora y sobrenatural que dejaba ver ahora la chica, adquirió una acción catalizadora en el entusiasmo de Paul, que en un solo impulso estuvo ya de pie.
—Muy bien. No se diga más entonces. Hay que comenzar la búsqueda —Cogió la mano de Gael con suavidad y energía, incitándola a seguirle en su caminata de reconocimiento por el bosque. Paul nunca había creído en las hadas, ni en nada que guardara relación con hechos que no poseían un argumento lógico; pero esto no quería decir de manera alguna que no estuviera dispuesto a conocer posturas diferentes. Le alegraba ver que existían aún personas como la chica a su lado, cuya visión del mundo no se dejaba amilanar frente a desconocidos—. No va a ser lo mismo que pasear con tu hermano —se lamentó en una afirmación que se teñía de una culpabilidad incomprensible—. Pero supongo que te divertirá más que la música del Recinto.

(*Estuvo viendo un reportaje sobre irlandeses afincados en Cataluña, España* y... estuve pensando todo el rato en Gael jejejeje. Creo que se le llama obsesión, ¿no?)


Ella, asombrada, se incorporó más por voluntad propia que por el leve tiron de Paul ejercido en su persona. En su rostro se leían muchas emociones seguidas y juntas, mezcladas: la alegria, la sorpresa, el entusiasmo y una pequeña pizca de nostalgia recordando aquellos paseos nocturnos.
—Paul—sonrió ella, posándole una mano en el hombro al chico y, se dio cuenta que era un tanto más alta que él pero tampoco exageradamente—no te preocupes por lo de mi hermano—se encogió de hombros—seguro que contigo, es mucho más divertido.—Y recordó, con cierta nostalgia teñida de un poco de tristeza, que no llegó a ensombrecer su sonrisa, que aprovechaba aquellos paseos para hablar sobre su situación adoptiva. Cuando quería hablar con alguién sobre eso, se acercaba a Michel y le pedía de ir a dar una vuelta y, como iba con él, sus padres no ponian impedimento. Se podían pasar horas andando por el bosque tranquilamente pudiendo hablar de ese tema tan espinoso para ella con total comodidad y confianza; cuando él se casó, ocupó su lugar Agus, aunque aprovechaban los paseos vespertinos. Regresando al presente y arrinconando su vida en su mente, miró al bosque en busca de algun sendero, pero no vio ninguno.
—¿Te gusta la aventura?—le preguntó—porque no veo nigun sendero—se rió.