Primera Parte: El Campamento. (Introducción).

El joven muchacho soltó una risa cargada de buen humor. No era áspera, sino tranquila.
—No, no exactamente. —concedió mientras con las puntas de los dedos y a caricias desinteresadas devolvía los cabellos de la petisita a un estado que se aproximaba a lo decente y no a la melena de un felino con exceso de melanina. No conservó, sin embargo, una sonrisa cálida en su rostro, como cualquiera podría haber esperado; ni dejó entrever extrañeza o expectativa respecto a sus manos solitarias.
—A tí parece gustarte. —añadio mientras encaminaba los pasos hacia la cabaña que correspondía a los varones. Cuando reparó en ello se detuvo, disimualdamente contrariado ante la idea de perder la compañía que resultaba curiosamente amena para ir a compartir habitación con un montón de niños.
El pensamiento distraído de que al primero que tocara sus cosas le correspondería una paliza le cruzó la cabeza. Observó en derredor la agitación reinante y los diversos coordinadores rondando a los chicos, arreándolos como ganado. Guió a Olive de modo falsamente casual en direccion a la arboleda más cercana.
—¿Fumas?—Preguntó mientras sacaba un cigarrillo.

((Había estado esperando el momento en el que Stan se encontrara con Betty y sus diminutivos xD))

En un primer momento, cuando Ari lo tomó por la manga para arrastrarlo, su expresión era de desconcierto. Lo repentino de la decisión de la chica lo había tomado por sorpresa, añadiéndose a eso el hecho de que lo estaba arrastrando. Y en un segundo plano...¿Que apuro había? La oscuridad era un refugio seguro lo suficientemente aislado de los ojos de los coordinadores...
Pero apenas vio a la sonriente y atemorizante coordinadora, el segundo razonamiento se desvaneció como vapor en el aire. Nuevamente, le tomó unos segundos analizar la situación: la intimidante sonrisa de la mujer, la de su compañera (aunque esta última no era intimidante), el hecho de que los llamara "corazón de melocotón", la orden de ir a la cama...Si bien lo que parecía debía hacer era bastante claro, le tomó unos segundos procesarlo.
Y esos mismos segundos son los que le tomó reparar en un "detalle"...¡¿Los había llamado "corazón de melocotón"?! Un "jóvenes", "queridos", "niños", quizá hasta un "corazones" hubiese sido aceptable, pero...¡¿"Corazones de de melocotón"?!
Le resultaba inaceptable. Una total falta de respeto a su capacidad intelectual que, si bien no era la gran cosa, merecía más respeto que la de una de un niño de cuatro años. Sin embargo, evaluó que no sería prudente responderle mal a la mujer. Se metería en problemas el mismo y quizá hasta a Ari. Además, el factor intimidante de esa sonrisa de oreja a oreja era persuasivo.

-Iremos inmediatamente- Dijo a secas, sin mostrarle siquiera una sonrisa cordial a la mujer, sino más bien dándole la mejor de sus malas caras

~Millideth se esforzó, poniendo alma y corazón, en su intento de pasar casi desapercibida entre el montón. Moviéndose cuan ágil y caminando algo rápido, intentaba así evitar chocar con quienes pasaran cerca, que eran quienes se internaban a ir a sus respectivas cabañas. La intranquilidad de la acción y el continuo “asentimiento” que resultaba el alzar la vista de sus converses negras para ver lo que había a su alrededor y mantenerse alerta no le servía de mucho, porque más se mantenía cabizbaja evitando hacer contacto visual con los demás chicos. Se encontraba rodeada de grupos, duetos y uno que otro tipo, que seguramente prefería ir solito a sus respectiva cabaña; el moverse de aquí para allá, y mantener la cabeza gacha, le terminó saldando la cuenta, puesto que no se pudo dar cuenta a tiempo que un adolescente de gafas se cruzaba en su camino. El golpe fue sin lugar a dudas bastante fuerte para ambos, ya que le hizo caer sentada al piso con el efecto rebote.


El hecho producido por su torpeza le hizo temblar un poco, sintiéndose enormemente estúpida y cobarde por no atreverse a mirar más allá de sus zapatos, pero la costumbre era más fuerte que las múltiples veces que tropezones con personas, arboles o postes había recibido en su vida; se incorporó con premura para poder ayudar al muchacho a ponerse de pie tendiéndole una mano nerviosa.


–¿E-estas bien?- Musitó despacio mirándole en busca de alguna herida aunque el choque no fuese excesivamente dañino.

Después de haber estado caminando por un rato y ya tal vez encontrando el camino hacia su cabaña, se chocó contra otra persona, haciendo que sus lentes salieran volando por aquel impacto tan fuerte pero no doloroso, pero que aun así lo hizo caer al suelo. Cerró los ojos por un momento, lo primero que se le venia a la mente era reclamarle a aquella persona por aquel choque; pero detuvo esa idea cuando escuchó la voz de una jovencita preguntarle si estaba bien.

―Si…estoy bien…¿Tu lo estás?― abrió los ojos y miró la figura borrosa de la muchacha y la mano que era extendida para ayudarlo. Iba a negar la mano ofrecida, pero la otra idea que se le había venido a la cabeza eran sus lentes, tenia que buscarlos y no podía por el simple hecho de estar en la oscuridad y no poder ver casi nada.
Suspiró levemente , aceptando la mano y levantándose despacio; sacudiendo sus ropas negras un poco, ojos verdes oscuros mirando por otro lado mientras un puchero aparecía en su rostro.

―Me ayudas a buscar mis lentes ¿Por favor? Se me han caído y no puedo ver bien sin ellos―murmuró algo fastidiado y avergonzado por tener que pedir ayuda, él las buscaría por cuenta propia, pero el temor de que durante la búsqueda se le rompiesen le asustaba.

-Mis disculpas, te ayudo –Se arrodilló y rebuscó a tientas por los anteojos, no tardó mucho en encontrarlos entre la hierba, gateó hasta ellos y los cogió antes que los pisasen. Se puso de pie, sacudió el pasto de sus rodillas y palmas, y le entregó los lentes al extraño.

–Aquí tienes… ¿me perdonas por el choque?- Le miró con ojos de brillo suplicantes, puesto que no quería hacerse de enemigos en ese lugar, se quedó mirándole unos segundos sin dejar de jugar despacio con sus manos. Recordó que la gabardina no le pertenecía, así que la sacudió un poco con las palmas limpias para asegurarse que no hubiese pasto, hojas o suciedad en ella.

Una brisa fría la hizo estremecer, por lo que concluyó que mantenerse aun con la coleta no era practico por la molesta ventisca en la nuca, se quitó la cinta elástica del cabello y se la dejó como pulsera, quedando así con su pelo como protección del viento. Junto con la acción miró de reojo en dirección a las cabañas, pensando en lo que ahí le esperaba: una sencilla cama y una apagada de luces para dormir en cuanto estuviese en ella, no quería ir aun, con la siesta accidental de la tarde no tenía sueño en este momento.

((… ¿Es un post decente? >>Uu?))

Mientras andaban y, con la ansiedad en el cuerpo de ser castigada, tomó la izquierda en vez de la derecha y vuelta a errar para, cuando quiso darse cuenta, ya estaba perdida. Se detuvo mirando a su alrededor totalmente confusa de no encontrar el tronco del árbol sobre el que se habían sentado quizás hacía momentos antes, no sabía precisarlo con exactitud.

Miró a Paul, con gesto de angustia y miedo y luego a su alrededor.
—Creo que...—se mordió el labio inferior con algo de fuerza y luego metió sus manos, o lo intentó, en los diminutos bolsillos del short para agachar la cabeza y, seguidamente, deshacerse la coleta y dejar que el cabello le cubriera parcialmente el rostro y el torso, al estar un tanto ladeada. —Creo que me he perdido. Si sabes como encontrar el camino de vuelta, te estaría eternamente agradecida, Paul.—Agradecía a la oscuridad que fuera oscura porque, en esos momentos, sentía sus mejillas arder quizas de vergüenza. —No encuentro ninguna referéncia que hubiera visto antes o quizás... es que fui demasiado despistada siguíendote que ahora...—calló durante un rato para luego continuar. Pateó el suelo con el pie y levantó la cabeza y la mirada al cielo, enfadada consigo misma.—Tendría que haberme fijado más, ¿qué clase de persona soy?—Su sonrisa había desaparecido y tuvo que admitir, aunque interiormente, que odiaba el bosque cuando estaba totalmente oscuro como en ese momento. No es que fuera una persona que se rendía fácilmente pero, era su forma de pedir ayuda, de decirle a alguién: "Socorro, estoy en un apuro".

(Al fin logré poner post *feliz*)

Después de que todo sonido proveniente del resto de las personas que se dirigían mayormente a sus habitaciones se había disipado casi por completo, Olive respiro profundamente el fresco aire del bosque.
—No, tampoco es mi tipo de música, pero no me molesta.—No lo había molestado en lo absoluto que el muchacho desviara su dirección y se adentraran al bosque, le gustaban mas los lugares rodeados por la naturaleza (razón principal por la que se había inscrito al campamento). Además, le había quedado algo de energía de bailar y no tenia ganas de estar en medio de muchas jóvenes ó roncando ó hablando emocionadas de algún tipo que hayan conocido.
—Como pudiste notar, bailar, en cambio, si me gusta—añadió, finalmente volviendo a ver a su acompañante y sonriendo entre risas, un poco sonrojada aun.
—No fumo, además seria un poco descarado que te quitara alguno después de echarte a perder el otro—Negó tranquilamente la oferta, mientras sus mejías recuperaban su color usual.

Alex guardó la cajetilla y el encendedor en el bolsillo del pantalón y atrapó su mano en el aire, haciéndola girar sobre sí misma dos veces seguidas, y apoyándole la otra mano en la cintura para evitarle el tropezón final.
—Noto que te gusta bailar y te felicito por ser chica sana...—terció con un guiño y la sombra de una sonrisa mientras la soltaba y se quitaba el cigarrillo de la boca. Inhaló profundo mirando atrás y tiró la ceniza enfilando directamente hacia la negrura de los àrboles.
—Si no te asusta que te secuestre de esta manera, vamos más rápido, no vayan a atraparnos como a nenes chiquitos esos duendes superdesarrollados que nos tocaron de coordinadores ... —Y mientras hablaba, sin recentimiento pero con recelo, alargaba las zancadas de sus piernas largas—. ¿Le temes a la oscuridad, Olive? ¿Le temes a los insectos, a las arañas, a las ramas que se arañan entre sí? —parecía disfrutar la idea de asustarla, como un entretenimiento cotidiano de carácter inquietante ((creepy)), y extendió la mano que no sujetaba el cilindro encendido hacia ella, ofreciéndola.
—¿Quieres tomar mi mano?
Y ya al tiempo alcanzaron las hierbas que nadie había cortado, y las bases rugosas de los árboles gruesos, fuertes y jóvenes.


((No se salgan del bosque, al contrario, enfilen hacia él o váyanse a dormir directo a la cama, sin vueltas x3))

—Me parece una idea maravillosa.—Replicó la coordinadora con una dulzura que casi parecía sincera. Ari apretó el dedo de Stan que retenía entre los suyos, tragando saliva y hundiendo los hombros delgaduchos.
—La cabaña de los varones a la derecha, la de las niñas a la izquierda, ¡buenas noches!
—Buenas noches.—musitó la morenita. Se estiró, o más bien prácticamente saltó, dada su baja estatura, a presionar los labios contra la mejilla de Stan, y volteó hacia la izquierda con pasos rápidos y nerviosos de sus piernas cortas. No corría, pero casi, acomodándose la blusa sucia con las manos, deseando con urgencia una ducha antes de dormir.

Dunkan parpadeó un momento, mirando a la joven que era iluminada por la luna.

―Si le disculpo…pero yo debería de disculparme, yo fui quien no vio a donde iba, espero no haberlo echo daño Señorita― le dedicó una sonrisa cálida mientras se acomodaba las ropas un poco, sacando de entre sus bolsillos un pañuelo para limpiar sus lentes.

―Y disculpe que le pregunte¿ Pero no le gustaría pasear un momento conmigo? Lo que sucede es que me gustaría caminar por el bosque― sabia que lo que le pedía a la chica era inusual, pero no le gustaba estar solo, y menos para dar una caminata en la noche.



FDR:mega cortito -////-Uu y disculpa la demora Miky >< gracias por ser paciente conmigo ;w;

Y de pronto... la idea de ser descubiertos no le parecía tan improbable...

Le dirigió una mirada a Gael, esperando a que sus aseveraciones no fueran otra cosa que una broma inocente. La frustración que descubrió en aquel rostro gentil le hizo ver que en ese momento, la muchacha no estaba para bromas.

―Así que... estamos perdidos en medio del bosque―con esa afirmación dejaba bien en claro que tampoco él tenía la más mínima idea del lugar exacto en el que se encontraban. Reparó de pronto en sus propias palabras y en lo grave que podrían haber sonado para su acompañante. Quizo retractarse.

―No hay problema, Gael―la tranquilizó con una risa liviana. Se detuvo a observar a su alrededor, jugueteando con sus manos sin darse cuenta de la acción. En el lapso de un minuto, sus sentidos se conectaron con su entorno de forma concienzuda. Entonces, como despertando de un sueño, señaló el improvisado sendero de árboles nudosos a su derecha.

―Es por ahí ―Declaró sonriente, tomando una de las manos de la chica para hacerla avanzar―. Ya verás que tengo razón.

Las ramas de los árboles y la hojarasca amontonada bajo sus pies parecieron vibrar sutilmente. Un susurro prácticamente impreceptible difería de los sonidos normales de un bosque antiguo a medianoche. Los rodeaba. Cercano y remoto a la vez, difícil de distinguir de la escasa brisa moviéndose entre los troncos viejos y apretados.
Arriba, en lo alto, un techo de copas pobladas impedía el paso de la luz de la luna. En esa oscuridad se adivinaba algo preternatural.
Eran la oscuridad, el silencio, los minutos extendiéndose irreales y la ingenuidad de Gael y Paul, mezclandose con una irrealidad que tenía lo mismo de mágica que de inquietante. Y un silencio sobrecogedor.
En este anciano lugar, no se oían búhos ni cigarras.

-Me encuentro bien, gracias -Dijo asintiendo, como si corroborase su afirmación. Pero la invitación a recorrer si que le fue sorpresiva. A Millideth la idea le era interesante, pero no conocía nada de nada del recién topado, bajó la cabeza mirando el pasto a sus pies, meditándolo.

-No se tu nombre, ni tu edad, ni nada…-Le mantuvo la mirada por unos segundos, para luego apartarla avistando el bosque oscuro. Se abrazó a si misma, no por frio, si no por indecisión, no quería ir a la cama, pero el deambular por ahí en el bosque con un chico recién conocido le hacía titubear. ¿Qué camino sería mejor?. Terminó suspirando, la curiosidad le ganaba.

- ¿Por qué no me hablas un poco de ti mientras caminamos?, no tengo ganas de ir a dormir aun.- Soltó sus manos de su cuerpo para pasar a sujetar la una a la otra, mirándole esperando respuesta.

En vano, Tex intento quitar las manchas de su ropa; aquella musculosa gris que hubiese compartido con el uno o dos campamentos, la tela estaba quemada de uso, machada de grasa y descocida en algunos puntos. No valía la pena, concluyo en Texano, estrujando la tela y dándose vuelta para salir de los baños y dirigirse a su no tan cómoda bolsa de dormir; Preferiría dormir en el suelo antes que en esos capullos acolchados...no era por comodidad, sino por las veces que le había costado salir de adentro de las llamadas 'mummy bag'. Si solía estirarse y patear mientras dormía entonces por que seguía metiéndose dentro de aquellas cosas? Las detestaba, si, pero le mantenían calentito por las noches.

Cuando estaba a mitad de camino, Tex miro hacia un costado y vio como uno de los coordinadores, la mujer, le ofrecía una agradable sonrisa carente de otro sentido que no fuese 'A DORMIR CORAZÓN'. El americano tembló internamente, y aun estrujando la mojada musculosa en uno de sus puños, fue a abrirse paso entre sus compañeros de campamento y a tirarse a dormir. Esperaba el lugar no le quedara chico, y afortunadamente para Tex, no lo fue; había camas.

FDR: Alguien quiere dormir al lado del pibe que te patea mientras duerme? Yo no.

El estómago de Laurent planeaba traicionarlo. Sentía que los
párpados le latían desde el mismo instante en que la tercer o cuarta palabra del
gran coordinador golpeara sus oídos y asqueara a su inteligencia. Tenía que
admitir, para su propia indignación, que era más que probable que esos
individuos llegaran en más de un sentido, mucho más lejos que él. Sin embargo,
tenía también, confianza en que la naturaleza sería lo suficientemente sabia
como para alejarlos de su persona. O terminaría haciendo algo realmente dañino.


Como orinar al pie de un árbol.


Eso lo haría a modo de advertencia para que a la providencia
no se le ocurriera acercarlo de más a sus coordinadores. O quizás sólo buscaba
una justificación para la desagradable falta de educación que estaba a punto de
cometer en pos de mantenerse apartado de las puertas custodiadas por esos dos
monstruos. De más está aclarar que no era este un comportamiento apropiado para
sus distinguidos modales, pero peor era considerado un acercamiento tan pronto
a las dos personas que, seguramente, encabezarían la lista de criaturas que le
amargarían la estancia hasta fin del campamento.


El desagrado con que procedió el muchacho resultaría
excesivo para alguien de su género y edad, pero era respetable y rebelde su
accionar si se tomaba en cuenta su procedencia. Apoyó con cuidado el antebrazo
en el tronco rugoso del árbol y encaró la mirada púdicamente hacia algún vacío
no muy lejano entre el follaje espeso ya a esa distancia mientras procedía con
la descarga. Muy a su pesar, el vacío distante se enfocó en la cercanía, y dos
formas de compañeros fue lo que vio avecinarse en dirección a él. Enfundó con
la mayor rapidez que le fue posible, y aplastó las palmas contra las hojas
gruesas de una planta poco normal, alimentada por la humedad. Para cuando no
tenía remedio el encuentro, el rostro de Laurent seguía teñido por la vergüenza
exagerada de lo que casi había pasado.

Después de que la gente empezó a salir, el lugar parecía cada vez más una zona de desastre y aparentemente todo el mundo estaba emparejado. Ian empezó a sentir el cansancio de viaje y la necesidad de un aire ligeramente más respirable, además necesitaba acomodarse, no iba simplemente a echarse a dormir y dejar todo empacado para tener que rebuscar en su maleta lo que iba a ponerse al día siguiente.

Mientras caminaba del recinto 1 hacia las cabañas, empezó a pensar donde iba a dormir, dependía de la cantidad de camas en la cabaña, si había camarotes, que era lo mas seguro, de que lado estaban las ventanas o que tan cerca querría dormir de la puerta, y por supuesto también se preguntaba por que esta increíblemente larga lista de tonterías le importaban. Entro en la primera cabaña buscando el interruptor de la luz para detallar mejor el lugar, era un lugar largo con filas de a 10 camarotes a cada lado del lugar, empezó a inspeccionar cada cama cuidadosamente, estaba 100% seguro que por nada del mundo iba a escoger la cama del lado derecho ya que entraba mas sol por les ventanas en la mañana en esa dirección y mucho menos una de arriba ya que si por alguna razón los camarotes del lado izquierdo no cumplían los requerimientos la luz no le llegaría a la cara tan temprano. Aun así se aseguro de revisar cuales de las camas superiores sonaban mas que otras y si tenían mas o menos tablas sosteniendo el colchón superior.

Después de largo, largo rato, Ian salio de la primera cabaña de los chicos y se dirigió a la segunda e inspecciono todo igual de minuciosamente que la primera, luego de no encontrar ninguna cama especialmente mejor localizada, con mas tablas o que sonara menos que las demás, decidió volver a la primera cabaña dejando su maleta sobre la cuarta cama de lado izquierdo, suficientemente alejada de la puerta y de los baños, luego de sentarse un rato en la cama vio algo que no noto antes, no había ninguna clase de armario o baúl donde pudiera colocar su ropa…tendría que, por mucho que le molestara, rebuscar entre su maleta todos los días por su ropa o cualquier otra cosa que necesitara. Refunfuñando saco una manzana de una bolsa en su mochila devorándola mientras sacaba su pantalón de pijama, cambiarse y guardar su ropa en la maleta.


FDR: waaaaah hacia mucho no escribía >w<!! me divierte mucho inventarme las costumbres extrañas de Ian XD ahí se los dejo, y si les parese que se le puede correjir algo poooorfa diganmeee!!

―Claro, me parece una muy buena idea―. El muchacho le dedicó una sonrisa algo tímida y a la vez vergonzosa mientras comenzaba a caminar despacio, esperando a que la chica lo siguiese.

―Mi nombres Dunkan Jones―se tomó un momento para sentir el aire en su rostro―tengo 14 años… ¿Algo sobre mí?―.Dio un pequeño brinco mientras pensaba, cerrando un ojo y mirando de reojo a su compañía ―Odio los deportes, no se me da bien jugar nada, quizás el ajedrez o leer algo que llame mi atención―

Se detuvo un momento, ahora mirando directamente a los ojos a la jovencita, dedicándole una sonrisa amable y a la vez respetuosa― ¿Y que hay de usted? Ya le dije mi nombre, ahora le toca.




FDR: ahora está bien?..creo que aun me falta corregir las comas y esas cosillas >< corrijan corrijan porfa~!

Esa coordinadora le resultaba insoportable. Impresionantemente insoportable. Razón por la cual no se molestó ni siquiera en asentir cuando les indicó las ubicaciones de las cabañas y hasta se alivió de verla irse.
Sin embargo, su rostro cambió apenas la mujer se fue para dirijirle una sonrisa a Ari. No iba a mentir, lo había pasado bien con ella, al menos, hasta la llegada de la mujer esa. Alcanzó a decir adiós mientras la chica se iba, y mientras lo hacía, le llamaron la atención sus pasos nerviosos.
Metió las manos en los bolsillos y meditó sobre que hacer. ¿Quedarse afuera solamente para contradecir a la mujer de la sonrisa? No, no era la mejor opción. Sin embargo, tampoco quería irse a dormir: la noche pintaba para interesante y había comenzado a soplar una brisa refrescante que, seguramente, no tendría lugar en una habitación repleta de jóvenes durmiendo. Por un momento quiso suponer que la habitación tendría, como mínimo, un ventilador. Pero bien...No había venido de campamento a buscar problemas.
Así, siempre con las manos dentro del holgado pantalón, comenzó a caminar lenta y resignadamente hacia la cabaña

Le seguía cual perrito perdido a un extraño amable, con ojos curiosos y labios de expresión neutral, escuchando lo que aquel decía, observándole a veces, o perdiendo la vista mirando el bosque y las estrellas. No pudo evitarlo, pensó que él era un chico bastante raro (aunque ella no se calificaba a sí misma como la reina de la normalidad realmente). Parpadeó ante la mirada directa e intentó mantenerla.

-Yo soy Millideth y tengo quince… ¿Por qué viniste si no te gustan los deportes? - Consultó, sujetándose un mechón de su cabello, a falta de poder rehacer su coleta debido al frío de verano, que le era tan molesto como los mosquitos que iban en dirección a su cuello. No dudó ni un segundo, apartó un insecto de un manotazo al sentir el “biiiz” de un aleteo cercano, casi lanzando un pequeño chillidito de sobresalto.


((Eh...no se si mi ortografia de comas y puntos este bien, me disculpo D: ))

ANULADO

ANULADO

Los giros y el tacto de la mano de Alex en la suya, especialmente el toque final de la otra mano en su cintura, habían tomado a la sonriente chica por sorpresa; sin embargo toda la descripción tenebrosa sobre el bosque y lo que podría prometer toda su espesura le dieron escalofríos de emoción que escalaron rápidamente su espina dorsal hasta esparcirse bajo su piel y erizarla levemente. Soltó varias carcajadas que sincrónicamente convirtió en risas leves para evitar llamar la atención de cualquier coordinador rondando la zona que podría aun escucharlos. Había tomado alegremente la mano del chico, dejándose llevar através del cada vez más inexplorado y oscuro bosque. Apretaba la mano de este paulatinamente, no por miedo, sino por la emoción que recorría sus músculos y por el ocasional tropezón que hacia que perdiera el equilibrio.
Al toparse con los gruesos árboles, jóvenes o viejos, imaginaba que estaban contando sus historias y misterios. Cada jugarreta del viento entre sus ramas que crujían y las hojas que amortiguaban el deslizamiento de este se convertían en un susurro. Por un momento Olive olvido que se encontraba con el chico y aliviano el peso de su cuerpo, casi pensando que volaba. Por un tiempo funciono, un tiempo bastante corto que pareció lo contrario para Olive, pero el piso no tardo en recordarle que seguía sobre el.
El camino, si es que se podría considerar un camino, se había tornado ligeramente inclinado hacia abajo y las raíces de los árboles mas protuberantes y superficiales. En un abrir y cerrar de ojos, la chica perdió el control de sus pies y resbalo fuertemente, golpeando el suelo y halando de la mano de Alex.
Por fortuna, nada más ella cayó al suelo, pero lo sorpresivo fue que al levantar la vista no solo estaba Alex, sino también otro chico de figura estrecha frente a ellos.

Nota para Nitta y Milli: Mi post no estaba para ser ignorado, era a sus personajes a los que citaba. Sus últimos dos posts considérenlos anulados, les había pedido que no sacaran a Paul y Gael del bosque, estamos intentando que todo el mundo termine allí, como aclaramos en https://proyectotinta.forosactivos.net/guia-de-acontecimientos-importante-f9/introduccion-t141.htm .
Y aprovecho para disculparme por la ausencia.

((Lo siento, lo siento, lo siento mucho Flo... entendí todo mal T.T Lo compensaremos como sea))

El silencio que los rodeaba se hacía cada vez más denso, ahora que la música lejana dejaba de interrumpir la quietud de esos parajes. Se trataba de una ausencia de sonidos intraspasable, poderosa, cargada de secretos; un mutismo total que reclamaba atención.

Fue ese sigilo que los cubría el que hizo errar a Paul un su búsqueda de la salida cuando comenzara a caminar. La intriga que acometiera en su interior, le había obligado a tomar, inconsciente, un rumbo alterno, uno que lo llevó a él y a una inquieta Gael a un terreno donde los árboles eran más altos, más gruesos; más viejos y cercanos unos con otros.

No era lo que los muchachos habían estado buscando.

―Creo que en este momento bien me merezco un golpe, un grito, o lo que se te venga en gana, Gael―suspiró rendido, acaso avergonzado, antes de dirigir su mirada a los ojos que lo observaban espectante―. Creo que sólo conseguí que nos perdieramos más. De verdad lo lamento.

―Lección número uno―le habló al aire cuando bajó la mirada―, nunca confíes en el sentido de orientación de Paul LaHaye...

(me disculpo públicamente aunque ya lo hice en su momento por msn: Lo siento ú.ù)

Al contrario de los pensamientos de Paul, Gael se acercó a él y le abrazó unos segundos para luego mirarle a los ojos pardos.
―Paul, has hecho lo que has podido, no te mortifiques.―Y, esa nueva sonrisa lució maternal en su joven rostro.―Seguro encontraremos el camino de salida aunque...―se separó de él y se acercó al primer árbol grande que vio―... ¿sabes la de historias que se cuentan de estos árboles en Irlanda? Muchas y de las más variopintas, tienes donde elegir―de nuevo su sonrisa no se borró, siguió ahí.― Es verdad que me preocupaba que me castigaran el primer día de campamento pero, seguro encontraremos una buena excusa mañana por la mañana, ¿no?―Se volvió a acercar a él―Mira la parte positiva de esto, seguimos juntos, podríamos habernos separado.―La verdad, intentaba animar a Paul, intentaba encontrar la solución al problema y eso pasaba por animarle a él.


(Choto post, pido revisen y diganme sus opiniones acerca de él ú.ù)